Los afectados por la contaminación acústica critican la pasividad de los Ayuntamientos
La guerra empezó hace cuatro años. Decenas de cajas de cartón son ahora la derruida trinchera que se extiende por el salón de Macarena y Miguel Ángel, que sueñan con abandonar la que un día fue su casa. Este primer piso situado en el distrito San Pablo-Santa Justa (Sevilla) ya no es un hogar. Todo está a medio empaquetar, el polvo cubre los muebles y al mirar por la ventana se ven los 12 veladores que como 12 cañones bombardearon el descanso de una familia.
El matrimonio se compró el piso en 2006 con la esperanza de huir de unos vecinos ruidosos. La calma duró sólo cuatro años y se derrumbó con la apertura de un bar justo debajo de la vivienda. “Cuando vives con este ruido todos los días del año terminas completamente loco”, asegura Macarena, que, aunque lleva tres años sin vivir en su casa, sigue tomando ansiolíticos y en menos de una hora de conversación se llega a encender cerca de 10 cigarrillos. Como ella, son muchos los afectados por el ruido en la comunidad autónoma que se ven solos en la lucha contra la contaminación acústica y que se quejan de no recibir ayuda de parte de sus respectivos Ayuntamientos.
Cómo combatir el problema
- Un caso de contaminación acústica se resuelve, de media, en dos años.
- Por la vía civil, el porcentaje de éxito para los vecinos afectados por el ruido que generan las actividades de ocio es casi del 90%.
- El Defensor del Pueblo Andaluz ha recibido este año más de 150 quejas por motivos de ruido.
- El Ayuntamiento debe realizar las mediciones, pero si no dispone de medios se pueden solicitar a la Junta de Andalucía.
El buen tiempo de Andalucía y el auge de la hostelería en los últimos años han favorecido la proliferación de bares y veladores, haciendo que el problema del ruido generado por el ocio se agudice. Y adquiere más gravedad aún en zonas costeras como Málaga, Roquetas de Mar, Marbella o Tarifa, donde la hostelería y el turismo tienen un peso importante. Sin embargo, es Sevilla la que encabeza la lista de las más ruidosas de la comunidad autónoma.
La capital hispalense es la ciudad más poblada de Andalucía (con casi 700.000 habitantes, según datos del Instituto Nacional de Estadística de 2014). La densidad de población es un factor importante en la contaminación acústica. “A más concentración, más movimiento económico y más ruido. Si añades una legislación permisiva y el incumplimiento de la normativa, tienes el caos que hay en esta ciudad”, explica el abogado Joaquín Herrera. No es un problema nuevo, según el experto, sino que responde a que por parte de la Administración pública nunca ha habido intención de cuidar al vecino. “El espíritu es abrir el máximo de actividades posibles”, asegura Herrera.
El velador se ha convertido en los últimos años en la pesadilla de los afectados por el ruido que generan las actividades de ocio y en Sevilla cobra una dimensión aún mayor. En las aceras de la capital hispalense resulta difícil abrirse paso entre las mesas y sillas que se apretujan en la vía pública y la normativa es cada vez más permisiva con los veladores. El pasado mes de julio el Ayuntamiento de Sevilla aprobó la nueva ordenanza contra el ruido,, tras las múltiples alegaciones de expertos y asociaciones de vecinos, que pelearon porque el velador fuera considerado como un emisor acústico ya que en el primer borrador de la normativa no era tenido en cuenta como tal. Finalmente se aprobó una ordenanza que prohíbe jugar al dominó pero que permite la apertura de bares con música cerca de viviendas.
Sin descanso, la salud se resiente
La falta de descanso que ocasiona la contaminación acústica genera en el afectado ansiedad, depresión, irritabilidad y, en algunos casos, agresividad. Una serie de factores que derivan en un trastorno adaptativo, según explica la psicóloga Lidia Cabello, que realiza informes periciales para demostrar ante un juez que la causa de estos problemas psicológicos es el ruido. “Es un problema más grave de lo que se puede pensar y es más común de lo que pensamos”, explica Cabello.
Cuando existe un problema de ruido se suele perder el apetito, aparece la fatiga por falta de sueño, se tiene la autoestima baja... “Una cosa lleva a la otra y se desencadenan distintas patologías”, añade la psicóloga.
Juan Carlos Aguilar vive cerca del polígono San Pablo, en Sevilla, y desde 2012 una banda de Semana Santa acude a una plaza cerca a su casa a ensayar, de lunes a viernes. “La pelota se ha hecho ahora tan gorda que me provoca mucho nerviosismo y ansiedad”, asegura. Aguilar tiene tres niños pequeños y una de ellas, de 10 años ha tenido que acudir al psicólogo porque presentaba trastornos de sueño. “En verano sobre todo, se levanta de la cama y me dice que no puede dormir por la música”, explica este afectado, que se empeña en seguir luchando para terminar con el ruido.
Aunque no todo acaba cuando se elimina la carga estresante, los síntomas tardan cerca de 6 meses en desaparecer por completo, una vez solucionado el problema.
El problema de los veladores se extiende también a Málaga, segunda ciudad más problemática en cuestión de contaminación acústica. “Toda la zona centro es un gran botellón”, explica el abogado Francisco Soler, que asegura que por parte del Ayuntamiento no existe control alguno. En Marbella el gobierno municipal convirtió la peatonalización de la avenida Miguel Cano en su estandarte y ahora la calle está plagada de bares y locales que perturban el descanso de los vecinos. Paloma (nombre falso), una de las afectadas, denunció la situación en el Ayuntamiento y tras una reunión con los responsables municipales la respuesta que obtuvo fue poco esperanzadora. “Me dijeron que era una egoísta por no pensar en las bocas que alimentaban esos bares”, recuerda Paloma.
Este empleo que los Ayuntamientos prometen con la apertura incontrolada de locales es precario y temporal, según el catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Sevilla, Jesús Jordano. “Hay otras formas de fomentar la economía”, añade el profesor, que cree que la solución se basa en ordenar mejor el espacio urbanístico. Para Jordano, si hay una ciudad en Andalucía que está siendo menos permisiva con el ruido generado por las actividades de ocio, esa es Granada. “Es un ejemplo de que se podrían hacer las cosas de una forma distinta y de que se puede tener más sensibilidad hacia el derecho de los vecinos”, señala el catedrático. En 2007 la ciudad abrió a las afueras un botellódromo con capacidad para 20.000 personas, un espacio donde lo jóvenes pueden hacer botellón sin molestar.
El resto de ciudades andaluzas no tienen una actividad hostelera tan concentrada, en parte porque el volumen de población es menor. Sin embargo, la pasividad de los Ayuntamientos es un comportamiento común en todas las provincias andaluzas que el propio Defensor del Pueblo denuncia. “Conocemos la gravedad de las situaciones que se originan en los entornos en los que funcionan, con una inexplicable impunidad, locales de hostelería y ocio que violan los derechos constitucionales a la protección de la salud, al descanso, cuando no a la intimidad personal (...) de los residentes a los que les ha tocado vivir cerca de locales que violan las leyes ambientales amparados en una inexplicable pasividad de las autoridades públicas”, afirma en el último informe de Seguridad, Accesibilidad y Calidad Ambiental.
Después de 4 años luchando, la guerra de Macarena y Miguel Ángel parece estar cerca de su final. El matrimonio se plantea ahora rehacer su vida de nuevo, alquilar una casa y quizás abrir un negocio. Quieren probar suerte en el norte de España, lejos del ruido de Andalucía.
Ruido del tráfico
CÁNDIDO ROMAGUERA
"El tráfico motorizado es, sin lugar a dudas, la principal causa generadora de ruido en nuestra Comunidad Autónoma", asegura el Defensor del Pueblo Andaluz. Ejemplo de ello es el intenso tráfico que sorportan las carreteras A-7 y CA-34 —en el tramo que trascurre entre los municipios gaditanos de San Roque y La Línea— con más de seis millones de desplazamientos al año. Según el Plan General de Calidad Ambiental del Campo de Gibraltar, este trazado llega a superar en niveles de ruido al primer polígono industrial de Andalucía, que se sitúa en el arco de la bahía de Algeciras. “En horario de mañana y tarde, las industrias no son un problema como generadoras de ruido, aunque sí por la noche”, coinciden el delegado territorial de Medio Ambiente, Federico Fernández, y el jefe de servicio de Protección Ambiental, Ramón Bravo.
Las zonas más afectadas por los ruidos en el Campo de Gibraltar se sitúan en Palmones, dentro del término municipal de Los Barrios; en Guadarranque (San Roque) y en las proximidades de la refinería de Cepsa y de la central térmica E.On. Estas empresas están obligadas a tomar medidas correctoras.
Sin embargo, el mencionado estudio revela que el 90% de la población vive en zonas que cumplen los objetivos de calidad acústica para los periodos de día y tarde. Solo en 0,8% está expuesta a más de 55 decibelios. Restando el tráfico rodado, casi el 100% de la población se encuentra dentro de los objetivos de calidad acústica en los tres horarios evaluados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario