“Con este ruido insufrible te dan ganas de largarte de casa”
@D.V./ Cuando se hipotecó para poder comprar una casa en Can Burgus, Laura Cardona soñaba con una vida tranquila en esta zona de Sant Jordi. Eso era lo que ella imaginaba, porque cuando empezó la temporada turística su tranquilidad se fue al traste: cada vez que sopla el viento de Levante -de mar a tierra- su hogar sufre la invasión del ruido y de los graves rotundos provenientes de la zona de fiesta de Platja d’en Bossa, situada a dos kilómetros y medio. “Este ruido es insoportable, no descansas, te provoca ansiedad, y uno ya no sabe qué hacer” comenta mientras enseña unos tapones para los oídos: “Son indispensables para poder dormir”.“Te sientes desamparado”
No hay ninguna barrera que se interponga entre la zona de los beach-clubs y su casa, y el ruido le llega con una limpieza desquiciante. Cardona ha llamado insistentemente a la Policía Local de Sant Josep y ha presentado cuatro instancias al Ayuntamiento, pero todavía está esperando respuesta: “Me tendría que haber contestado por escrito y todavía estoy esperando”. Asegura también que, cuando le han atendido por teléfono, algunos policías locales le han confesado que prácticamente no pueden hacer nada: “La sensación que te queda es de desamparo, que nadie hace nada para defenderte. Sientes mucha impotencia”.
Su hermana, Sonia Cardona, vive en la casa de al lado y sufre los mismos problemas: “No pedimos que cierren las discotecas ni los beach-clubs, porque en esta isla vivimos de esto, sólo pedimos que respeten las ordenanzas de ruidos”, y resume la situación de la siguiente manera: “Lo único que quiero es poder descansar cuando llegue a casa. ¿Estoy pidiendo demasiado?”.
Sonia consiguió que la Policía Local se desplazara a su domicilio para realizar una sonometría, pero el procedimiento no le convenció: “Lo que queremos es que una noche que tengamos mucho ruido, avisar a la policía y que vengan a realizar la sonometría ipso facto. El problema es que los agentes vienen cuando pueden y a lo mejor se presentan un día tranquilo, y todo esto no acaba sirviendo para nada”.
Otra vecina que ha denunciado la situación que padece es Ana Belén M.M., que vive en un edificio residencial de Platja d’en Bossa. Para ella, el descanso también es imposible: “Aunque la música de los beach-clubs termina a medianoche, el ruido que hay en la calle continua hasta las seis de la mañana”. Ana Belén afirma que, habitualmente, en su dormitorio tiene que soportar un nivel de 57 decibelios, cuando se considera que más de 25 ya son suficientes para impedir el sueño. Asegura que está sobreviviendo al verano gracias a las pastillas para dormir que le ha recetado su médico de cabecera y califica de “inmoral” lo que está viviendo: “En el trabajo no me puedo concentrar, estoy más agresiva, esto te arruina la vida”.
El Ayuntamiento de Sant Josep defiende su actuación
Por su parte, el Ayuntamiento de Sant Josep niega cualquier tipo de desidia en su deber de controlar los ruidos y la contaminación acústica. De hecho, este martes el Consistorio ha anunciado el precinto de los equipos de música de dos locales de ocio situados en Platja d’en Bossa, una decisión que se ha tomado después de que estos locales acumulasen dos sonometrías con un resultado positivo realizadas a petición de los vecinos. “Actuaciones como éstas demuestran que el Ayuntamiento está realizando su trabajo” asegura el regidor de Urbanismo de Sant Josep, Javier Marí, que lamenta que la gente tenga un concepto confuso de lo que son las sonometrías: “Los vecinos creen que es algo instantáneo, que se hace al momento, y esto no funciona así”
Marí recuerda que para realizar las pruebas que determinen la existencia de una vulneración de las ordenanzas de contaminación acústica es necesario seguir a rajatabla el protocolo que marca el reglamento estatal sobre este tema. Recuerda que las sonometrías no se pueden hacer al momento sino cuando puedan desplazarse los agentes al lugar de los hechos, sino que las mediciones se realizan desde el interior del domicilio del vecino que ha solicitado la sonometría y con las ventanas cerradas, que se toma una medida de sonido con la música en marcha y otra medida con la música apagada -algo pausible si hablamos de un bar musical, pero mucho más complicado si se trata de un beach-club, y más si se encuentra a dos kilómetros del domicilio del vecino-, y que posteriormente estos datos son procesados e interpretados por un técnico que debe redactar un informe. “Entendemos las molestias que sufren los vecinos y puedo asegurar que desde el Ayuntamiento no permanecemos con los brazos cruzados” asegura el regidor, que comenta que la mayoría de sonometrías dan un resultado negativo, pero que siempre que se ha podido demostrar que se superan los límites que marcan las ordenanzas, se ha actuado.
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