Nuestro querido amigo Armando sufrió el pasado 27 de agosto la persecución y agresión de un hostelero con el televisor en la calle para disfrute de los usuarios. Todo fue a raíz de realizar una foto... Esta situación no nos es ajena. Cada día, los afectados por ruido sufrimos no solo la indiferencia de los que nos rodean y para los que nuestro problema es una tontería (sin comentarios...) sino que además vivimos permanentemente amenazaos, coaccionados y con daños en nuestras propiedades sin que nadie alce la voz para detener esta injusticia. Desde aquí nuestro más sincero apoyo a Armando y nuestra voz para que esto no vuelva a pasar. Os dejo una entrevista que le realizaron en La Voz de Galicia. No tiene desperdicio y además tiene toda la razón.
El ourensano Armando Ojea denunció ayer
públicamente insultos y una agresión en plena vía por mostrar su rechazo
al ruido ambiental en las terrazas. Según argumenta, el pasado 27 de
agosto realizó una serie de fotografías de unos veladores ourensanos en
los que había un televisor orientado hacia sus clientes. Su intención es
realizar una campaña en contra de esta práctica cada vez más habitual y
que considera que es una práctica ilegal y que debe ser erradicada.
Según su mismo relato, el propietario del
establecimiento situado en la avenida de Portugal comenzó a insultarlo y
a seguirlo con su vehículo hasta que le golpeó en el costado izquierdo.
En esta misma línea de crítica, Ojea denunció recientemente el ruido
abusivo que, según su entender, procedían de unos altavoces de la plaza
de Abastos de Ourense.
«Autor intelectual»
Ojea cree que más allá de la agresión que sufrió
por su campaña contra el ruido ambiental, el Concello de Ourense es el
«autor intelectual» de este tipo de situaciones: «Si este hostelero
actuó así es porque se considera con derecho a sacar el televisor a su
terraza, al comprobar que los demás lo hacen. El gobierno municipal ha
incurrido en una dejación de funciones que hará que entre los hosteleros
y los vecinos se vayan a multiplicar los enfrentamientos personales que
pueden llegar a ser graves».
Ourense
Armando Ojea: «Las terrazas son un botellón institucionalizado»
Denuncia que la ordenanza del ruido en Ourense es «papel mojado»
El músico ourensano, Armando Ojea, pide medidas
para acabar con la contaminación acústica en la ciudad. También denuncia
una agresión por parte de un hostelero por fotografiar su terraza, en
la que tenía instalada una televisión.
-¿Qué le pasó con el hostelero?
-Estaba paseando por la Carballeira a las 23.00
horas y sacando fotografías a las terrazas que tienen televisores a la
calle y molestan a los vecinos. Un propietario me vio y me empezó a
insultar. Saqué igual la fotografía y me empezó a seguir, yo continué
como si nada y fotografié también a otra, entonces se fue a por el coche
y me siguió con él. En un momento dado giró para ponerse más cerca y
cuando pasaba a su altura me dio un golpe en la costilla, quería cogerme
la tableta para romperla porque tenía la imagen.
-¿Va a denunciar la agresión?
-No. La herida curará pronto y el castigo sería
desproporcionado. Me conformé con la denuncia mediática porque podía dar
lugar al debate de las terrazas.
-¿Por qué inicia esta campaña?
-Es una forma de contaminación reconocida por la
OMS. El ruido determina el fracaso o éxito de la sociedad. En una favela
brasileña en la que los niños crecen escuchando todas las radios
encendidas, sin hacerles caso, como si el poblado fuese un bar, no van a
ser doctores en medicina. Lo que se hace en el espacio público
transmite unos valores y los niños lo ven ocupado por terrazas donde los
adultos se emborrachan bebiendo cubatas. Son un botellón
institucionalizado, la única diferencia es que están sentados. No veo
ninguna diferencia.
-¿Cómo valora la situación en Ourense?
-En otros lugares es peor. Hay ciudades más
turísticas donde la invasión del espacio público es intolerable y donde
las autoridades han perdido el control, está en manos de la mafia, del lobby del alcohol y al final estamos en la situación de Sicilia o del Chicago de los años 30.
-¿Y la ordenanza sobre ruido?
-Está muy bien, habla claro, pero es papel
mojado. Pasa como con las leyes de México, que las lees y piensas que es
un país muy desarrollado pero no se cumplen. La policía hace sus
informes y el gobierno municipal no hace caso, qué importancia van a
tener las nuevas ordenanzas si no se van a aplicar. Va a acabar habiendo
enfrentamientos entre vecinos y hosteleros cuando los afectados no
confíen en el Estado porque no cumple su papel y empiecen estas cosas de
las brigadas nocturnas, las asociaciones de vecinos delictivas para
agredir y las peleas. No tendrían que darse, tendría que mediar el
Concello.
-¿Tiene apoyo ciudadano?
-En España, todavía hay una cultura al ruido como
símbolo de actividad, pero está cambiando porque cada vez hay más
afectados. Yo suelo hacer la comparación con las mujeres maltratadas de
hace 30 años, a las que no hacían caso cuando iban a denunciar, había
una actitud de tolerancia al maltratador. Con el ruido pasa lo mismo,
contestan al afectado que no es para tanto porque la sociedad no ha
desarrollado la tolerancia. De todas formas, si miramos cinco años
atrás, en Ourense ya hay menos ruido, pero como en los países del tercer
mundo en los que hay mucha basura ya están acostumbrados y no lo ven
porque están rodeados de ella. Lo notas cuando ves el contraste.
-¿Qué solución hay?
-La aplicación de las normas que cuando se ponen
en marcha crean una realidad, como la Ley del tabaco, que supieron poner
en marcha muy bien y cambió en tres días la situación del país.
-¿Y los fumadores?
-Es inercia, si vas a un bar y quieres ver fútbol
te quedas dentro y si quieres fumar, fuera. No puedes pretender tener
todo a costa de los derechos de los demás y por un capricho de consumo
opcional pisotear el derecho básico al descanso. Dormir es tan
importante como comer, si lo imposibilitas estás atentando contra la
vida de forma indirecta, se prioriza la condición de cliente sobre la de
ciudadano.
-También se posicionó contra los altavoces de la plaza de Abastos
-Si se aplicasen las ordenanzas no estarían.
Encenderlos es como espolvorear una droga para que la respires. Imagina
que la cocaína fuese legal y la pudieras espolvorear en tu casa, eso no
daría derecho a que lo hicieses en un sitio público.
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